-Soy nuevo y no sé cuál es mi clase. -dijo él intentando evadir cualquier tipo de simpatías con la recepcionista.
-Hola joven, ¿Cuál es su nombre?
-Me llamo Justin, Justin Bieber. -Ella empezó a mirar en el ordenador como si de hallar un tesoro se tratase.
-Muy bien señor Bieber, su clase es la 273. Tenga un buen día. -La mujer ni siquiera había terminado la frase cuando Justin ya se había marchado.
Intentaba arreglarse el pelo para llegar presentable a su queridísima y ansiada clase, cuando accidentalmente chocó con alguien.
-Mira por donde andas, imbécil.
-No te había visto -dijo él tratando de ser lo más amigable posible. No quería tener enemigos el primer día.
-Lo que tú digas -contestó ella, sin ganas de seguir con esa conversación, y siguió su camino.
Una vez pudo encontrar la clase a la que iba, respiró hondo, y llamó a la puerta.
-Llegas tarde -exclamó el profesor
-Ya. ¿Dónde me siento?
-Al lado de la señorita Gallagher.
Era la chica que se había topado antes en el pasillo. Caminó hasta su mesa y se sentó.
Sin prestar atención a lo que el profesor explicaba, Justin se centró en aquella chica. Tenía un estilo parecido al suyo, vestía una chaqueta de cuero idéntica a la que llevaba él. De hecho, llegó a pensar que se la habían comprado el mismo día, porque parecía recién estrenada. Y el detalle más importanta: era preciosa. Tenía los ojos café, y una larga cabellera dorada. Él se sumergió en sus propios pensamientos, hasta que una voz le hizo volver a la realidad.