martes, 8 de abril de 2014

Capítulo 5: "Doble cita"

Piedra, papel o tijeras. Para la mala suerte de Justin, el rubio ganó.

Niall sonrió victorioso y los dos se acercaron a las chicas. Justin avanzó unos pasos para llegar antes que su amigo, y se dirigió a la chica que estaba de espaldas. Le dio dos golpecitos en el hombro y ella se giró.

-Hola, este es mi amigo Niall, yo soy... -dijo Justin, mirando a la arena, cuando fue interrumpido. Estaba demasiado avergonzado como para mirar a la chica a la cara, sabiendo que Niall probablemente se reiría de él y canturrearía una irritable canción que le pondría de los nervios.
-Justin, ¿verdad?- dijo la otra chica.
-Sí. ¿Cómo lo sabes?
-Stacy nos habló de ti. Dijo que eras encantador.
-Entonces, encantado. -él soltó una risilla.
-Yo soy Niall - dijo el ojiazul, rojo como un tomate. Pocas milésimas de segundo después, se dio de la tremenda estupidez que había dicho, ya que su amigo ya le había presentado- Osea, quiero decir... soy... yo... bueno ehm...
-No te preocupes, Niall. Mi nombre es Hayley, y ella es Savannah. -dijo la pelirroja señalando a su amiga.

Justin, que aún no le había dirigido la mirada a la "misteriosa chica que estaba de espaldas", cuyo nombre era Savannah, levantó la vista e intentando contener su emoción, le sonrió. Emoción porque sabía que le había tocado mejor partido que a Niall, a quién le lanzó una mirada de "te gané".

-Me preguntaba si os apetecía estar con nosotros.-exclamó Justin- A decir verdad, conocemos a todos aquí y nos gustaría cambiar la rutina. Ya sabéis, conocer a gente nueva. 

Savannah, quién hasta entonces no había articulado ninguna palabra, finalmente habló.

-Tengo una idea.

-Dispara. -dijo Niall, bebiendo un trago de su cerveza.

-Yo me voy con Niall y Justin con Hayley durante media hora. Después intercambiamos las parejas y estamos otra media hora. Así nos conocemos por separado, y después el resto de la noche estamos los cuatro juntos, ¿os parece?

Todos aceptamos y Niall, mientras se alejaba con Savannah, se giraba y le sacaba la lengua a su amigo en señal de "no me has ganado".

Aquella media hora se hizo eterna para Justin. Hayley se pasaba todo el rato hablando, no paraba. Él no quería ser molesto, así que asentía a cada cosa que ella decía. En cambio, quiso estar más tiempo con Savannah. Le parecía una chica interesante y tenían muchos gustos en común: vestían el mismo tipo de ropa, veían las mismas series y amaban las mismas películas.

Al acabar las dos "citas" a solas, se reunieron los cuatro en el bar de la playa, cada uno cogió su bebida, y se sentaron en la arena. 
Estuvieron casi cinco horas hablando sobre sus vidas. La fiesta había terminado, pero allí seguían ellos, discutiendo en cuanto tiempo Niall podría comerse 100 nuggets. Temas tontos, pero divertidos al fin y al cabo. Se trataban como si se conocieran de toda la vida, incluso ya se habían puesto apodos los unos a los otros. Y habían bebido mucho. Muchísimo.

-Entonces le dije, llevas ya un minuto y medio en mi coche y no te has quitado la ropa... ¿eres lesbiana?
Todos empezaron a reír. Nadie sabía de qué hablaba Justin, pero reían igual.

-Me voy a meter al agua -dijo Niall- debe estar helada, pero me voy a meter. ¿Os apuntáis?

Se empezaron a quitar la ropa quedando solo en ropa interior, y corrieron hacia el mar. Savannah y Justin se cogieron de la mano y él sintió un escalofrío recorrer cada punto de su cuerpo. La miró y le sonrió amablemente, sin soltarse de su mano.
-¡Está helada Justin, cógeme! -exclamó Savannah, una vez dentro del agua.
-No no no, ¡no te voy a coger!- respondió Justin con una sonrisa, molestando a la chica mientras le lanzaba agua.
-¡Ven aquí ahora mismo Justin Drew Bieber! -Ella nadó intentando alcanzarle, pero era imposible. Justin era muy rápido. 
Savannah buscó con la mirada a su amiga, quien se estaba besando con Niall.
-Han tardado poco, eh. -dijo Justin, por detrás de la chica, colocando su mano en el hombro de la chica.
-Ya ves. -Ella se giró y se quedó mirando a Justin por un par de segundos. El silencio no era incómodo: les gustaba mirarse. Podrían hacerlo por horas. Nada de hablar, simplemente miradas.
Él llevó su mano al rostro de la chica, se acercó cada vez más a ella, hasta que lo único que quedó entre ellos fueron tres milímetros y...

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¡Doble sorpresa, mis amores! Aquí tenéis el segundo capítulo del día, el número cinco. Me encanta dejaros con la intriga, y seguramente hoy lo he vuelto a hacer. ¡Besos!

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